Allá arriba, allá arriba en la copa del árbol, había un gallo colorado.-
Un zorro que pasaba caminado lo vió y relamiéndose por anticipado le dijo:
- Buen día, amigo gallo!!! Baje a tomar conmigo unos matecitos!
- No, no –respondió el gallo, -porque usted me quiere comer.-
- No, amigo gallo, de ninguna manera.- Usted no sabe que hay una ordenanza del rey que dice que: “Ningún perro puede correr a ningún zorro y ningún zorro puede comer a ningún gallo colorado”.- Y qué casualidad!!!! Usted es colorado!!!- Baje, baje a tomar conmigo unos cafecitos.-
En ese momento, se oyó ladrar a un perro que venia corriendo, y al oirlo, el zorro salió huyendo despavorido, y el gallo desde arriba del árbol, decía:
Qui…quiriquí! Amigo zorro, enséñele la ordenanza del Rey!!!
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