A los chicos les intrigaba la casa vieja de la esquina.-
Estaba siempre cerrada, rodeada de una verja enmohecida y circundada por un jardín, donde los yuyos se mezclaban con algunos rosales casi secos, y dalias que crecían descuidadamente como si quisieran erguirse entre medio de las malezas que los ahogaban.-
Debió haber sido una casa muy suntuosa, porque aún podían verse senderos que terminaban en una glorieta con glicinas, o en una fuente con alguna estatua central descascarada, sucia y a veces mutilada.- Pero no se observaba movimiento humano y la casa parecía abandonada.-
Federico, uno de los chicos del grupo, estaba particularmente interesado en todo lo que concernía con aquella casa.-
"-Está embrujada- susurraba aferrado a las rejas- de noche se ve una luz adentro".- "A veces oigo cantar"- insistía.-
Los demás chicos, miraban un poco y luego se alejaban interesados en alguna otra cosa, pero Federico, no....-
El quería desentrañar el misterio de la casa abandonada y les propuso a los chicos entrar una noche a investigar.- Los amigos al principio se negaron, pero al final la sed de aventuras pudo más que el buen sentido y aceptaron.-
Esa noche, los chicos estuvieron en sus casas sospechosamente somnolientos y se fueron a dormir temprano.-
Con los ojos abiertos, completamente vestidos y tapados hasta la nariz, esperaron hasta que todas sus familias durmieran.- Luego, tomando cada uno la herramienta preparada de antemano, salieron de puntillas para ir al encuentro de sus compañeros, de la aventura y del miedo.-
Riendo nerviosamente, se fueron reuniendo y cuando esstuvieron todos, hasta los más indecisos, se dirigieron a la casa abandonada.-
Federico encabezaba la columna.- Subieron al árbol más cercano y con un pequeño estirón, se aferraron a la parte alta de la reja.- Una vez allí, nerviosos y exaltados, saltaron y fueron cayendo blandamente sobre las hierbas del parque.-
Federico ordenó ponerse en hilera y encender las linternas.- Todos los siguieron avanzando lentamente.- La luna alumbraba los rincones en sombra.- Llegaron hasta las persianas de los ventanales de la entrada y se agruparon.-
-¿Ahora qué ?-susurró Carlos.-Federico lo hizo callar y subió por el sostén de una enredadera para atisbar por una banderola que tenía un vidrio roto.- Pidió una linterna y cuando la tuvo, recorrió con el haz de luz el interior de una sala absolutamente desolada.- Quiso entrar, para ver todo de cerca, pero era imposible meterse por ese agujero sin lastimarse con el vidrio roto, de manera que volvió a bajar.-
Los amigos se estaban cansando de este juego.- Tenían sueño, y sobre todas las cosas tenían miedo de que alguien los sorprendiera, de manera que empezaron a volverse, caminando para atrás, como para que los demás no notaran que, en realidad, estaban retrocediendo.-
Federico los animaba prometiendo:-"Miremos un poco más y nos volvemos.-".- Rezongando empezaron a caminar, cuando de repente, una enorme sombra se interpuso entre ellos y la pared.-
-"¿Qué están haciendo acá?"- rugió un vozarrón desde las sombras.-
Primero les temblaron las rodillas, y después, chillando y llorando corrieron todos hasta la verja por donde habían subido.- Se empujaban unos a otros tratado de trepar primero, y en su desesperación, se caían y se lastimaban sin lograr su objetivo.- La sombra, cada vez más larga y más enorme se acercaba vociferando.-
Se aplastaron contra la pared sin saber qué hacer, temblando como una hoja al viento, pero, lleno de repentino valor, Federico se enfrentó con el gigante diciendo:
-" Sólo vimos luces y quisimos saber que pasaba, pero si Ud. vive aquí, no lo molestamos más y nos vamos, señor"-
Un rugido ronco por toda respuesta y una mano velluda que abrió la verja y todos los chicos corrieron pisándose los talones hasta llegar a sus casas.-
Al día siguiente, los chicos se reunieron nerviosos y sonrientes, dispuestos a contar a los compañeros que no habian participado de la escapada, la aventura de la noche anterior; en la que se habian portado como valientes, enfrentando al gigante escondido en la casa abandonada.- Todo habia resultado de maravilla porque la travesura los convertía en héroes delante de sus amigos sin que sus padres hubieran sospechado su desobediencia.-Y así, felices, pasaron el dia festejando, dispuestos a vanagloriarse unos a otros para envidia de los indecisos que no pudieron o temieron incorporarse al grupo Pero Federico no....-
El pasó el día ensimismado, pensativo y hasta se diría que taciturno.- Los otros chicos no entendían; hasta que por fin Federico les pidió que lo acompañaran otra vez a la casa abandonada, esa misma noche.-
Serios, distantes, cada uno aportó una excusa, tratando de ser muy convincentes, para que no se notara el terror que les daba pensar en volver a pasar un momento como el de la noche anterior.- Por fin Federico se quedó solo.-
Esa noche, cuando todos dormían, Federico tomando los mismos recaudos de la noche anterior, pero temblando de frío y de miedo volvió a escaparse de su casa.-
Llegó hasta la casa abandonada y se paró contra la pared esperando que pasara un automóvil para que no lo vieran.- Luego lentamente se trepó al árbol que le habia servido de escalera la noche anterior , y miró para adentro de la casa.-
Nada. ..Ningún movimiento.- Ni una sombra ni un ruido.- Se trepó a la reja y esperó.-
Nada. Todo seguía quieto...
Esperó un momento y saltó.- Al pisar el suelo se quedó estático, con los pies en el lugar en que pisaron, y las piernas y los brazos en la posición del movimiento de la caída.- Una estatua de hielo con dos orejas que parecian agrandarse en el esfuerzo por oir cualquier ruido que le indicara la presencia del gigante.- Pero..., nada.-
Tomó coraje, encendió la linterna y avanzó.-
Ya estaba rodeando la casa, cuando de repente, una mano lo aferró de la muñeca y una voz, que no era amigable, lo increpó:
-"¿Qué estás haciendo acá, otra vez ?"- Quiso escapar, pero lo mano lo sujetaba y no se lo permitió.-
-"¡Déjeme ir!, ¡Por favor, déjeme ir!.- Le prometo que no voy a volver nunca más, pero por favor, déjeme ir.-“
_”¡No!- Ayer me dijiste lo mismo y hoy otra vez estás aquí espiando y quiero saber qué es lo que quieres y qué es lo que te propones.-
- "No quiero nada y no me propongo nada"-
-"¿ A qué viniste entonces?-"
Federico quiso soltarse otra vez , pero no pudo, entonces bajando la cabeza y todavia muy asustado dijo:
-"Solamente quería saber, si vivia alguien, porque a veces veía luz y nunca se ve a ninguna persona entrar o salir"-
-"¿Y a vos que te importa, si vive alguien?"-
Sin levantar la cabeza, Federico contestó muy despacito:
-" Pensé que serian fantasmas o contrabandistas o algo así y los quería descubrir.-"
_ "Y una vez que lo supieras, ¿qué pensabas hacer? ¿denunciarlos?.-"
-"¡¡No!!, ¡¡No!!, gritó Federico, pensando que había dicho demasiado.
-"¡Si! ¡Ibas a hacerlo!, entonces no puedo dejarte escapar".- dijo el gigante, y cuando se agachó para tomar a Federico por los dos brazos, éste se escurrió y salió corriendo y llorando tratando de llegar al árbol por el que había entrado.- En su corrida, tiró la linterna y entonces corría y tropezaba sintiendo unos pasos pesados por detrás suyo, hasta que llegó a la reja y estaba pasando el pie para el otro lado cuando una mano lo sujetó otra vez por el tobillo.- Pateó, lloró y gritó juntamente hasta que pudo zafarse y saltó a la vereda.- En la caída se lastimó las rodillas y las palmas de las manos, pero se levantó igual y corrió y corrió sin parar hasta llegar adentro de su casa y cerrar la puerta.-
-"¡¿De donde venís a estas horas?!"-..."¡¡¡Federico!!!-"
Se arrojó aliviado en los brazos amantes de sus padres que en un dúo de preguntas y reconvenciones, indagaban sin cesar.- Cuando por fin, pudo hablar y les contó todo, sus padres lo reprendieron severamente, haciéndole entender los peligros a los que se vió expuesto por su desobediencia; y Federico, tambien les pidió disculpas por haberlos asustado.-
Una vez que estuvo en su cama, arropado tiernamente por su madre, confortable y cuidado, Federico empezó a pensar nuevamente en el extraño de la casa abandonada y se prometió a si mismo que la historia no terminaba ahí.-